Orbitales excitados

En la gran familia de la química no hay discriminaciones de ningún tipo. Por eso el miércoles, 5 de Diciembre, reunimos a los químicos del grado y doble grado de química e ingeniería de Materiales y nos marchamos a romper Sevilla. Las incomodidades y nervios se disiparon tras un par de cervezas y, en nuestro caso, chupitos. La gente se empieza a conocer y abre su corazón, su hígado y sus ganas de juerga.

Algunos cayeron durante la noche, pero cada chupito y cada cerveza fueron en su nombre, y no pasa nada, esto sólo es el principio, nos quedan 4 años mínimo a todos juntos y se repetirán días tan grandes, o más si cabe, como el del 5 de diciembre. ¡Sois muy grandes Quimipeople!

A continuación, en aBOHRridos, la crónica de la noche:

Llegamos tarde, lo sabemos, pero también es sabido que lo bueno se hace esperar, y es que la noche del miércoles fue una gran noche acompañada de un agradable sabor a alcohol y risas.

El Prado de San Sebastián tuvo el honor de ser el lugar donde los químicos se reunían esa noche para romper el centro sevillano, y la Alfalfa nos acogió con orgullo entre sus bares para ser el centro de nuestras risas.

Importante recordar la hazaña de Rubén, invitándonos a todos a una ronda de chupitos de "vete a saber tú qué" con motivo de su decimoctavo aniversario. ¡Felicidades maestro!

Y desde aquel momento empezaron las anécdotas. Mientras el mismísimo Rubén y Dani se enfrentaban a una maceta de puro alcohol, con el nombre 'Boom', y otros tiraban sus cervezas; al pobre Jesús, que le quedaban días para cumplir la mayoría de edad, no le permitieron quedarse en "El Bar Sin Nombre", primero de los bares que visitamos (Motherfuckers...). Pero como fieles, leales y afines electrónicamente que somos, cambiamos de bar y nos aventuramos en las profundidades de La Alfalfa... (Música chunga aquí)

Continuó la noche en el Ruko & Roll, con bailes, alcohol y algún que otro desvaríe mental de los allí presentes.
 
Javi, subdelegado del grado en Química, demostró su infinita imaginación en los bailes, y "On the floor" se convirtió en su himno.
Juan le dio más nivel a la noche aún con sus corrillos al grito de "Sois los mejores" y los ardientes Terminators, chupitos donde los halla; mezcla de vodka, tequila, guindilla y tabasco para despejar las gargantas.
Llovían las fotos, y las pequeñas historias que buscaban arrancar las carcajadas de los demás. El color lo pusieron los numerosos chupitos, que tomaron forma de bandera holandesa incluso.

En la escena del lavabo, entre carga y recarga, apareció el amigo Charlie, un borracho americano al que quisimos incitar a probar el Terminator, pero su estómago inglés no estaba preparado para el Sayonara Baby. Tras varios intentos chapurreando en inglés, se largó un poco harto de nosotros y desapareció en la muchedumbre, ¡Suerte Charlie!

La policía hizo acto de presencia ante un eufórico Juan que intentaba llamar nuestra atención y solo quería que lo escucharan. Preocupados por su integridad, el agente le preguntó si le ocurría algo, y el pobre Juan en su estado de alcoholismo se disculpó con la cabeza agachada.
Mientras Japy solo encontraba gente de Marchena, daba igual la hora y el lugar.

Con especial cariño nos acordamos de nuestro querido Marco Betti, y sin ningún motivo empezaron a cantar, o gritar mejor dicho, 'En un pueblo italiano...' por las calles, hasta que los buenos agentes de policía volvieron a aparecer en nuestra escena, pidiéndonos silencio y calma, ya que "Marco esta muy pasado, que ya ha encontrado a su madre"

Y por mi parte no se que más deciros, porque a veces hay cosas que no tienen palabras para describirlas.

Y como diría cierto camarada: Ha sido un placer... ¡hasta mañana! Y que sigan llegando las grandes noches.