A pesar de la falta de dos ilustres como Pedro y Japy, el resto de Camarilleros decidieron verse las caras una vez más para clavar los codos en las barras de los bares sevillanos, y que delante de ellos esta vez encontrasen alcohol y no libros.
Dicho esto, os dejamos una noche de reencuentros y momentos aquí, en aBOHRridos:
Daniel nos informó que tenía que visitar Sevilla, lo que nos obligaba con mucho gusto a vernos las caras en mitad de este verano. Como muchos andan fuera, de playa y vacaciones, la labor de quedar pasó desde un intento de toda la clase a un camarilleo incompleto. Pero bueno, había ganas.
La Sureña nos recibió ese caluroso sábado de Agosto a eso de las ocho y media de la tarde. Llegaron primero Mike y Adri, a los que se unió posteriormente Rubén y finalmente nuestro amigo "del taco" Dani. Adri se encargó de poner sobre la mesa un cubo de cervezas y una Coca-Cola, esta última para el propio atleta, poniendo con ello inicio a una gran noche.
Ahí el cubo que se pagó Adrián, con el que empezó todo |
Descubrimos que el vale solo permitía un tipo de menú, y tras ello nos sentamos a cenar y seguir con nuestras conversaciones. No hay gran cosa que decir, salvo las ganas de tirar una hamburguesa al de seguridad, por la de veces que nos la ha jugado. Saltamos esta parte, y con un McFlurry para Rubén pusimos rumbo a la Alfalfa. Por el camino comenzaron a surgir nuevas ideas y planes, y una pequeña canción que os presentaremos con el próximo tutorial de bicis. Sí, habéis leído bien, os adelantamos que los tutoriales veraniegos de "Aprende a montar en bici" van a regresar con su tercera lección.
Una mesa, cuatro macetas y muchas risas. |
Bebe Daniel. Bebe, bebe, bebe... |
Con ello regresamos al Blues para hacer frente a una nueva jarra de chupitos. Un litro de Tirana (ron, whisky, brandy, zumo de melocotón y granadina) nos sirvió aquel camarero, que a lo largo de la noche tuvo cierta importancia en nuestra historia, para que comenzara nuestro ritual de brindis. El primero de ellos por nuestro querido Japy, escayolado, ¡mucho ánimo!. Seguimos con otros más clásicos, por nosotros, por una buena noche, por los muertos de un cercano conocido... hasta que llegamos a Pedro, y juramos allí que si a nuestro buen amigo droide le ocurre algún tipo de daño, es decir, su hombro vuelve a darle quebraderos de cabeza, volveríamos los cuatro al Blues a por medio litro de Tirana cada uno. Con ello esperamos que nuestro brindis tome una fuerza especial por tu salud, Peter. Y queda escrito.
También dedicamos un brindis grabado a Yeyo, y conforme llegábamos al final de la jarra nos dábamos cuenta de que cada chupito sabía aun peor, así que cambiamos la modalidad de bebida a un juego que nos trajo Daniel. Aquel de utilizase las palabras Si, No, Bien, Mal debía beber un chupito. El pobre Adri parece que no entendió bien las reglas, y entre sus meteduras de pata y los engaños de Rubén terminó prácticamente con todo lo que quedaba de jarra. Quedó un último chupito para cada uno de nosotros con el que darle fin a la jarra, pero Mike se quedó sin saborearlo, todo a causa de un Adri que le volcó el chupito encima. Pero no pasa nada, todos colegas.
¡Comienza el juego! Bieeeeeeen... |
Aquella nueva jarra llevó consigo nuevos brindis, y posiblemente un momento sensible de aquella noche. Levantamos nuestros vasos y brindamos por una amiga un tanto desaparecida y que ha pasado un mal año, ¡por Rocío!. Ahí quedó. Hablamos del nuevo curso, donde lamentablemente nuestro pequeño y selecto grupo se tendrá que romper, pero prometimos allí que eso no evitaría que los cuatro presentes junto al bailaó y el droide no abandonaríamos nuestras quimisalidas, y continuaríamos nutriendo este blog.
Y como se acercaban las tres de la mañana y Adri iba a querer irse pusimos en marcha la operación "entretener al químico". Con la excusa de tomar el aire y una cerveza más salimos a la calle y pusimos el GPS en dirección Alameda. A mitad de camino Adri quiso buscar un helado, que por cierto nunca llegó, y tras ello regresamos a la Alfalfa, que para una cerveza... Que clase tenemos perdiendo tiempo. Llegamos y, tras discutir el bar, recuperamos el Ruko&Roll. Rubén se encaminó al servicio cuando el atleta pensaba largarse, pero le convencimos de que no podía irse sin despedirse, y para cuando nuestro compañero regresó ya era tarde para coger el autobús. Adri debía quedarse otra hora más.
Borrosa, eso sí, pero ahí van los cuatro por las calles de Sevilla |
¡La policía hasta las manillas! Allí, dos agentes, pidiendo el menú 2x1, de "algo que esté rico". Era difícil aguantar la risa. Tras cenar nos despedimos, Adri y Mike pusieron rumbo definitivamente a Plaza de Armas, pero llegaron tarde. Tanto jugar con los autobuses al final nos salió caro, a 15€ para ser exactos, que fue lo que costó un taxi de vuelta. Entablaron amistad con el chófer, que nos contó algo de su vida, su trabajo y sus vacaciones, y los dos químicos se despidieron. Y con esto, y la llegada a salvo de los otros dos, pusimos fin a una noche de reencuentros.
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