martes, 23 de julio de 2013

Lorenzo Von Matterhorn

En la fiesta de los setenta se pudo observar a mucha gente animada que decidió caracterizarse de la época, disfrazarse. Bueno, mentira, algunos no eran de la época, pero aún así animaban bastante el ambiente.
Otros por su parte, decidieron no participar en este asunto, una pena. La verdad es que los disfraces daban un punto cómico que acentuaba algo más el espectáculo.

Sin embargo, entre toda la multitud, había alguien que mentía. ¿Vestía disfrazado? Sí. Pero seguro que nadie conocía a aquel curioso personaje... tal vez porque nunca existió.

¿Curiosidad? No te lo pierdas entonces aquí, en aBOHRridos:

¿Sabéis lo que es un "Lorenzo Von Matterhorn"? Porque resulta que en aquella situación de los setenta vivimos algo parecido con uno de nuestros invitados, y al parecer prácticamente nadie se dio cuenta.

Tal vez los más estrictos no lo consideréis un puro "Lorenzo", pero algo tienen en común. En este caso lo llamaremos Leroux, de nombre John.

John Leroux, poeta y escultor nacido en 1947, pasó la mayor parte de su vida en Chicago.
Era francés y estadounidense, doble nacionalidad. Ciego de nacimiento, era común verle con una gafas de sol, regalo de un viejo amigo aviador.
Su culmen como poeta se produjo en los años 70, destacando algunas de sus obras como Eternidad eterna, Tu ausencia y Besos enmarcados.
También fue reconocido por alguna de sus obras como escultor, aunque la más destacada fue Concuset, pues "perdió una mano" en ella mientras forjaba hierro.  
De vestimenta un tanto peculiar, destacaba por ello. Se le recuerda habitualmente con una camiseta blanca, de manga larga, vaqueros y limpios zapatos marrones. Acompañado por una chaqueta informal, pero elegante, un guante negro con el que mostraba con orgullo su mano perdida, pues tenía movilidad reducida en ella para ser exactos, y su clásica corbata negra. 
Falleció en 1985 en un accidente de tráfico.

Esta podría ser perfectamente, y en resumidas cuentas, la biografía de un curioso personaje de los setenta. Y desde luego para todo aquel que preguntó al enmascarado quien era cuajo sin problemas. Eran John Leroux, conocido poeta, de aquella interesante época.

La realidad es que a Yeyo le falló el disfraz original, por segunda vez, y su frustración lo destrozó por completo. Llegaba la hora de salir de casa y no encontraba solución, así que improviso cual arquitecto en una exposición de proyectos. Una vida, una vestimenta... un perfil falso para salir al paso.

La primera en caer fue Marta, que le acompañó todo el camino y no se dio cuenta hasta la mañana siguiente, tal vez porque se lo contaron, de que el personaje nunca existió. Aunque ya en la fiesta otros cuantos más caerían en el engaño, escuchando la vida de aquel poeta ciego, que había perdido la movilidad de su mano por accidente.

Quien más estaba disfrutando, a parte del propio Yeyo, era Mike. Desde el primer momento no se cansó de tirar indirectas al personaje, aunque solo el propio disfrazado era capaz de captarlas. Mejor, porque así la diversión no terminó hasta el día siguiente.

A los que preguntaban como él conoció a este pintoresco personaje les decía que sabía de John Leroux por oírselo mencionar a su abuelo, y así, como no quedaba otra, decidió buscar fotos e imitar su forma de vestir para la fiesta.

El personaje estaba bastante bien dibujado, y la historia escrita horas antes calaba bastante bien en aquellos que sentían dudas hacia el disfraz. A Davinia no se le quedaba el nombre, y como había cierto parecido con los diccionarios, no dejaba de llamarle "Larousse", y así se aprendió el nombre. Que gracia tiene la joia.

Eran las tres o las cuatro de la mañana cuando los que estaban allí reunidos a su alrededor seguían teniendo curiosidad por conocer un poco más al poeta. Parecía que les había impresionado, puede que su profesión, su estilo de vida o el hecho de no haber escuchado hablar de él, así que prometieron informarse por Internet todos. Desde luego, las risas interiores no faltaron.

A la mañana siguiente, y tras abandonar la casa de Davinia, agradeciéndole la acogida para descansar un par de horas, esta decidió buscar al John en Internet. Encontró varios, pero ninguno era poeta o escultor. No faltaban risas mientras leíamos su reacción en el móvil, una cosa así:

"¿Era arquitecto? Aquí me sale uno que sí [...]¿No? ¿Entonces que era? ¡A mi no me sale nada, eh! Este hombre se ha quedado conmigo. [...]¿CCAVM? Y Yeyo ha inventado el suyo jaja ¡Hijo puti me ha timado toda la noche!"

Por cierto, aquí os dejamos... el Lorenzo Von Matterhorn


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