domingo, 21 de julio de 2013

Como se preparó la 70's Party

Queridos amigos, lectores y gente del pueblo que de vez en cuando decide visitarnos, hoy os traemos una nueva entrada veraniega para seguir dando algo que leer en este recinto a pesar de que el fin del curso nos castiga un poco en anécdotas.

Suponemos que ya habréis leído el pequeño resumen de lo que fue la fiesta de los setenta, y si no lo habéis hecho... ¿A qué esperáis? Merece muchísimo la pena. Ahora os contamos un poco como se preparó todo, por supuesto con algunos de esos vídeos tan peculiares que grabamos casi sin querer.

Así que acomódense en sus asientos y disfruten de un poco de nuestras risas aquí, en aBOHRridos:
La fiesta empezó a calentarse semanas antes, y por supuesto sobraba la ilusión de unos cuantos que sabíamos que aquella reunión era el fin de exámenes, del curso y un nuevo aire de fiesta que necesitábamos. Un gran inicio a un verano merecido, en muchos casos.

El peculiar "cartel" via Whatsapp que preparó Japy ya invitaba a saber que eso iba a ser una buena despedida, y desde el principio no se tomó aire para parar de invitar gente al evento. Desgraciadamente, y tras discusiones, al final hubo que ceder y frenar el carro, porque en aquel piso no entrábamos si se seguía a tal ritmo. Se habló de discotecas, para trasladar la fiesta y el ambiente, pero eso no era igual.

Cartel original para promocionar la fiesta, made in Japy
Realmente quien tiró del freno de mano fue Pedro, con una pregunta un poco delicada: "¿Cuánto peso soporta tu suelo, Japy?". ¡Hostias! Miedo. Paremos. Ya hay bastantes invitados.

El plato fuerte, para ser sinceros, comenzó la mañana del 9, muy divididos todos. Japy, acompañado por Rodri, Vicky, Rubén y algún que otro más iban limpiando el piso y preparando algunas cosas. ¿Que era del resto? Bueno, un par estaba en pleno examen de Física II, otro se asustaba a sus puertas; y de los dos que quedan uno disfrutaba de la playa y el que resta practicaba el arahalirio mientras rebuscaba para su disfraz.

Llegada la tarde todos fuimos llegando al piso donde se celebraría la fiesta: Rubén ya estaba por allí, más tarde llegó Dani y Elena, posteriormente Pedro y por último Mike. Con la llegada de este, ya todos reunidos, empezamos los verdaderos preparativos.

El primer problema que se planteaba no era ni limpiar, ni decorar ni comprar. Era dormir. Dormir a la mañana siguiente tal vez, pero dormir. Demasiadas personas en esa casa iban a estar. ¿Las soluciones? Sacos de dormir, tal vez, pero no teníamos. Los sofás, pero ahí entran solo 2 o 3, y no tienen que ser precisamente invitados. Camas había cuatro, y si se duerme por parejas alguno más que entra, pero mucha gente pretendía encontrar sitio donde dormir, sin olvidar los propios propietarios. Propuso Rodri dormir alguno en el suelo, y trajo una manta consigo para ello.

Rubén decidió probar que tal era el experimento... y así acabó:


Tras el momento risas seguimos con los preparativos. Subdivisiones. Pedro, Mike y Rubén se encargan de la compra. Rodri, Japy, Dani y compañía de organizar el apartamento. 

La división 1 salió en marcha de esa parte de la diversión hasta el Mercadona, donde invirtieron el dinero recogido en comprar varias, numerosas por cierto, botellas y algún que otro refresco. En el camino de vuelta Pedro se fue de guarro, cargando con una única bolsa que tampoco pesaba demasiado, y llegando a casa nos dimos cuenta de que faltaban limones para el tequila. Mierda.

La división 2, por su parte, preparó el apartamento perfectamente. La tele del salón fue retirada, el mueble que la acompañaba colocado en la entrada. Movieron los sofás, pegaron la mesa a una esquina del salón haciendo esta de barra. Las sillas que la acompañaban acabaron en la terraza, cubiertas por la manta donde Rubén había sido encerrado un rato antes, y daban la apariencia de un fántastico sofá con unas vistas maravillosas. Delante de todo ello la pequeña mesita del salón, con velas y una copa. Y en los alféizares de la terraza lamparas para alumbrar en la noche. Todo un lujo desde luego.

Y con el trabajo, aparentemente, resuelto... nos sentamos a charlas, recodar anécdotas y escuchar la guitarra. Que se lo digan a Pedro, la carita de emoción que se le quedó no se puede describir...

¡Menos mal que lo grabamos todo y quedó registrada!


Y bueno, nos tiramos en los sofás, dejamos pasar las horas. Compramos algo para cenar, los que no tenían nada claro, pero otros eran más listos y tenían su comida. O la señorita Limones, que tenía filetes empanados y tortilla de la abuela, lo más bueno del mundo. El kebab era el apaño, como siempre...

Cenados y esperando... ¡Los muertos! Que no hemos comprado hielo. Con los resto de la compra bajó Japy al chino, ese que no cierra hasta las once, curiosamente la hora a la que arrancaba la fiesta. ¡Gracias chino! Una vez regresó parecía todo resuelto, y digo parecía, porque fue entrar por la puerta y, mágico, nos dimos cuenta de que tampoco había vasos. Estupendo, estamos gilipollas. Y Rubén de su bolsillo los pagó, aunque realmente eran de la comuna, pero faltaba el dinero de Davinia y Pilar, que después llegarían.

Ese dinero curiosamente, que le pertenece a Rubén, primero cayó en manos de Mike, quien se lo dio a Peter y este, a su vez se lo... no no no. Perdón. Y este se lo llevó a Arahal el muy ladrón. ¡Le debes dinero Peter! Y alguien le debe a Rubén el cargador del móvil, porque ha desaparecido tras la fiesta. Y alguien le debe a Dani el dado de Munchkin, pero tranquilo... que lo tiene Rubén. Lo que pasa es que ahora mismo... ese tío anda por Santiago.

¡Gracias por vuestro tiempo! Y hasta... la próxima fiesta.

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